21.8.05
luna febril
Ella existe. Siempre está, aunque jamás la necesité ni necesito. Sería bueno que sepa que es un estorbo y se marche; sería bueno que deje a mi mente en paz. No soporto su voz, me aturde. Sus incesantes carcajadas diabólicas perturban mi ser a la perfección. Parece haber nacido para estar a mi lado. Mañana hablaré con ella aunque no quiera escucharme, aunque no quiera abandonarme. ¿Teme dejarme mal acompañada?. Al menos me dejará junto a alguien que conozco muy bien. No se refugia por las tormentas, no viaja los fines de semana largos, nunca festeja cumpleaños con amigos lejos de aquí, ni separa su cabeza de la mía. Cuando llega la noche se inspira. Corrige todos mis actos. Nada se le escapa de sus extrañas manos. Mira para atrás cada tanto y sigue con sus sermones que terminan por ser ríos en valles desérticos. Algún día sufriré una enfermedad terminal y ella decidirá dejarme. O lo decidiré yo por ella. Cáncer es lo ideal. Sería bueno tener un aspecto lastimoso. No hay quien no se conmueva con alguien así. Al verme calva, pálida, flaca, demacrada... va a tener compasión y emprenderá un viaje eterno del que yo no pienso participar. La engañaré y después no habrá retorno. Sí, mis sentimientos son abominables pero existen. Escucho sus pasos que vienen corriendo hacia mi, sin aviso alguno. Si lo de la enfermedad no surtiera su efecto comenzaré a sellar las puertas y ventanas y me diseñaré un perfecto caparazón. No se saldrá con la suya. A cualquiera le resultaría una imagen nefasta y huiría.
A juggler IN THE MOON 11:50 p. m.
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